martes, 16 de abril de 2013













LA  PUBERTAD
 
LA  ADOLESCENCIA :   TESIS  DE INVETSIGACIÓN
 
LA   MESTRUACIÓN, MENARQUÍA  O REGLA
 
CAMBIOS  FISICOS  DE LA ADOLESCENCIA
Un  video  muy  importante para  los adolescentes de educación  secundaria








CAMBIOS EN LA ADOLESCENCIA
 


FRASES  CELEBRES  DE SOLIDARIDAD

Este es el deber de nuestra generación al entrar en el siglo XXI: la solidaridad con los débiles, los perseguidos, los abandonados, los enfermos y los desesperados. Esto expresado por el deseo de dar un sentido noble y humanizador a una comunidad en la que todos los miembros se definan a sí mismos, no por su propia identidad, sino por la de los demás. Elie Wiesel

1.     La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo.  Eduardo Galeano

2.     La solidaridad es la fuerza de la gente débil. Hugo Ojetti

3.     La solidaridad es la ternura de los pueblos.  Gioconda Belli

4.     La solidaridad no es un sentimiento superficial, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común, es decir, el bien de todos y cada uno para que todos seamos realmente responsables de todos.  Juan Pablo II

5.    El principio de mundialización de la información va en contra del principio universal de la solidaridad. Ello es así porque la información se agota en sí misma y ella misma es su fin.  Jean Baudrillard

6.     La solidaridad social y, política que necesitamos para construir una sociedad menos fea y menos agresiva, en la cual podamos ser más nosotros mismos, tiene una práctica de real importancia en la formación democrática. Paulo Freire

7.     La revolución no es hecha para el pueblo por el liderazgo ni por el liderazgo para el pueblo sino por ambos, en una solidaridad inquebrantable. Esta solidaridad sólo nace del testimonio que el liderazgo dé al pueblo, en el encuentro humilde, amoroso y valeroso con él. Paulo Freire

8.     La verdad y la solidaridad son dos elementos claves que permiten a los profesionales de los medios de comunicación convertirse en promotores de la paz.

9.    Todos para uno y uno para todos.

10.   Las grandes oportunidades para ayudar a los demás rara vez vienen, pero las pequeñas nos rodean todos los días. Sally Koch

11.    Yo no sé de ningún gran hombre, excepto de aquellos que han prestado un gran servicio a la raza humana. Voltaire

12.    Ayudar a los demás es como ayudarse a sí mismo.

13.   Los hombres son ricos sólo en medida de lo que dan. El que da un gran servicio recibe una gran recompensa. Elbert Hubbard

14.   Concordia, solidaridad y ayuda mutua son los medios más importantes que permiten a las especies animales sobrevivir. Christian Lous Lange

15.   Ahora entiendo que mi bienestar sólo es posible si reconozco mi unidad con todos los pueblos del mundo sin excepción. León Tolstoy

16.  Un hueso para el perro no es caridad. La caridad es compartir el hueso con el perro cuando se está tan hambriento como el perro. Jack London

17.   De la conducta de cada uno depende el destino de todos. Alejandro Magno

18.  Cuando las arañas se unen pueden matar a un león. Proverbio

19.   Reunirse es un comienzo, permanecer juntos es un progreso; trabajar juntos es el éxito. Henry Ford

20.   El propósito de la vida humana es servir y mostrar compasión y voluntad de ayudar a los demás. Albert  Schweitzer

21.   Usted puede hacer más amigos en dos meses por interesarse más por los demás, que lo que haría en dos años tratando de conseguir que la gente se interese en usted. Dale Carnegie

22.  El sabio no atesora. Cuanto más ayuda a los demás, más se beneficia. Cuanto más da a los demás, más obtiene para él. Lao Tse

AYUDA  SOLIDARIA

"Jesús contradice este valor social. El salió fuera de su propio grupo religioso, social y cultural, para abrazar a toda la raza humana como a sus hermanos y hermanas, como a sus parientes y vecinos. El mandamiento del Antiguo Testamento de amar al prójimo había sido interpretado siempre en el sentido de vivir en solidaridad con aquellos que estaban próximos, los miembros del grupo social ver Lev. 19, 16-18.

Esto eventualmente llevó a la frase que no está en la Biblia: “Ama a tu vecino y odia a tu enemigo”. Jesús contradice esto con su buen conocido mandamiento: “Ama a tus enemigos”. Prójimo es cualquier otro ser humano, inclusive los de fuera del grupo, los que son tus enemigo, que te odian, los que te ofenden  Lc. 6, 27-35.  En otras palabras, el valor para Jesús no es la solidaridad de grupo, sino la solidaridad humana.

Es esta lealtad básica con la raza humana la que hace de mí un cristiano, un seguidor de Jesucristo, que se identificó con todos los seres humanos. “Todo lo que hiciéreis con el menor de mis hermanos a mí lo haréis”. Descubrir a Cristo o a Dios en otro ser humano es trascender todas las otras cosas que yo puedo tener en común con aquella persona y experimentar muy simple y profundamente la humanidad que tenemos en común. Esto es amor cristiano, compasión divina, eso es lo que llevó al buen samaritano a hacer lo que hizo con un judío socialmente despreciado. Todos somos hermanos y hermanas y Dios es nuestro Padre."

EL PODER DE LA PALABRA
Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo. Las ranas se reunieron alrededor del hoyo. Cuando vieron cuan hondo era el hoyo, le dijeron a las dos ranas en el fondo que para efectos prácticos, se debían dar por muertas. Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras ranas seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles.
 
Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió; Ella se desplomó y murió. La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible. Una vez más, la multitud de ranas le grito que dejara de sufrir y simplemente se dispusiera a morir. Pero la rana saltó cada vez con más fuerza hasta que finalmente salió del hoyo. Cuando salió, las otras ranas le preguntaron: "¿No escuchaste lo que te decíamos?" La rana les explicó que era sorda. Ella pensó que las demás la estaban animando a esforzarse más para salir del hoyo.
·      Esta historia contiene dos lecciones
·      La lengua tiene poder de vida y muerte
·      Una palabra puede ayudar a levantarte o destruirte.
·     Tengamos cuidado con lo que decimos. Pero sobretodo con lo que escuchamos.
 

EL VALOR DE LAS COSAS

 "Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada.  Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?"

El maestro, sin mirarlo, le dijo: Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después...- y haciendo una pausa agregó. Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.

 Encantado, maestro -titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas. Bien asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho, agregó- toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete ya y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.

El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo.

Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.

 En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y una  de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta.  Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, monto su caballo y regresó. 

Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.

 Entró en la habitación. Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo. 

 Que importante lo que dijiste, joven amigo -contestó sonriente el maestro Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él, para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que te ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo: Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo. ¡¿58 monedas?!-exclamó el joven. Sí -replicó el joyero- Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente...

El Joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido. Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?

Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda
Esta es una historia que nos enseña que el verdadero valor de las cosas solo puede ser apreciado por un experto.
EL  CEREBRO  ADOLESCENTE